Ni Sergio ni Carolina, niños inconscientes y felices, sabían de ello entonces. Mas el destino aguarda paciente en la esquina de la calle. A que un luminoso día de verano del diecinueve a un sí le responda un sí. Quiero. Te quiero.
Ni Sergio ni Carolina, niños inconscientes y felices, sabían de ello entonces. Mas el destino aguarda paciente en la esquina de la calle. A que un luminoso día de verano del diecinueve a un sí le responda un sí. Quiero. Te quiero.
Retratos, retratos a lápiz, retratos a carboncillo…
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